LLuvia
Era al atardecer, me encontraba en casa, sentada junto a la ventana abierta
Llovía apaciblemente, yo diría que hasta lánguidamente. Ya... ya sé que no es
la palabra adecuada, pero... yo así lo sentía.
Pensaba al ver las gotas de agua salpicar ,a veces mi rostro, que era una lluvia triste, su sonido me producía... ¿tristeza? ¡no! más bien una lánguida melancolía,
también sentía una placidez que se colaba por todos los poros de mi ser.
Siempre me ha gustado la lluvia, yo diría que como si el hombre amado me meciese
entre sus brazos, pero que cuando quiero acariciar o besar, entre mis dedos se desvanece.
Entonces siento ganas de besarle, morderle, hacerle el amor, sin importarme que por
hacerlo, tenga que morir después.
Es una sensación de placer y a la vez decepción, que finalmente desemboca en una
agridulce sensación de entrega no correspondida.
Entonces, mientras creía ver el llanto del cielo acariciándome...¡ Le vi..! El ventanal de mi habitación donde me hallaba era grande y daba a mi pequeño pero bonito jardín, la verja
estaba abierta, y el se acercaba lentamente, balanceando su fuerte y bello cuerpo mojado
por la lluvia, me miraba de un modo que me hizo enrojecer, me estremecí
mientras mis labios temblaban, pensé que mi corazón se iba a salir por mi boca.
Entro por el ventanal, en casa había gente, le puse el dedo sobre sus labios, en señal de
silencio, y sin mediar palabra me beso y abrazo tiernamente, creí desmayarme,
¡ cuanto lo había esperado ! No sabía que había vuelto, aun lo hacia en su largo
viaje al norte, hacia semanas que no nos veíamos...
Estaba empapado, lentamente y sin dejar de acariciarnos comenzó a desvestirse...
Yo deje deslizar mi bata al suelo y me quede desnuda, siempre duermo así. Sus
ojos no se apartaban de mi acariciándome.
Yo besaba su pecho sin perder un solo instante, no quería desperdiciar ni un segundo.
La ropa mojada quedo en el suelo mientras me cogía en brazos y en volandas me
depositaba en el lecho, como si de un objeto delicado se tratase, parecía que tuviese
miedo a que me rompiese.
Nos acariciamos, recorriendo nuestros cuerpos milímetro a milímetro...
Sintiéndose un niño...bebió de mis pechos, mientras mi lengua acariciaba su oído y mis
dientes mordisqueaban su cuello.
Poco a poco las notas fueron subiendo el tono. Descendimos, recreándonos en nuestros ardientes cuerpo, y mi vientre lo recibió ardiendo de pasión,beso y lamió, mis muslos y...
mientras mis gemidos se unían a sus susurros suplicantes...
Jugué y me deleite bebiendo de su fuente...Terminamos entrelazados, yo temblando
de pasión arañe su espalda, mientras el mordiéndome suavemente se hundía en mi cuerpo.
Sentí su cálida esencia poseyéndome por entero y un estremecimiento recorrió todo mi cuerpo
Nuestros gemidos se confundían entre aquel delirante apogeo.Fue, fue...
¡¡¡.Como una eclosión de todas las flores del mundo entero.!!!
Y entonces fue cuando oí un ruidito, por poco caigo de mi mecedora...Yaya... ¿cuando he de venir a cenar?
Fue un despertar...¡¡¡ Que aun me quema en el cuerpo...que aun hoy no he podido olvidar !!!
María Sena.
17/7/2011